VOLTERETAS IMPOSIBLES.



El equilibrista volvía a estar colgado del trapecio cabeza abajo. La gente le aplaudía con locura. Había estado a  las puertas de la muerte y se había salvado.. Seguía haciendo volteretas colgado del trapecio, ahora no demasiado peligrosas, pero que levantaban gran expectación.


De repente, decidió colgarse por los pies de la barra del trapecio, mientras al otro lado de la pista su compañera le esperaba. Cuando el llego adonde ella estaba, ella saltó de la plataforma, y la cogió por las manos, mientras el público los miraba balancearse de una lado a otro con la boca abierta. Finalmente los dos llegaron a la plataforma y mediante unas cuerdas que colgaban  hacia abajo y saludaron al público que les aplaudió estruendosamente.

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